Es un café en la calle Argensola 7, el entorno no esta mal, hay un camarero venido a menos que trata a todo el mundo por encima del hombro, y trata de echar a la gente que le cae mal dándole la cuenta sin pedirla.
Los servicios huelen fatal a orín, y el olor ya se hace presente en el momento que bajas las escaleras y concretamente en el de caballeros la cabina no tiene luz y si cierras la puerta no ves nada, tiene el hueco de la luz pero sin aplique.
Es súper caro tomar tarta, es un verdadero timo, tomar café solamente es barato pero como tomes algo mas te has caído con todo el equipo.
Las ventanas están mal selladas entre la pared y el marco con lo cual si hace frió coges una pulmonía del frió que entra.
Es un sitio para no volver, la verdad que cada día esta mas vacío sobretodo por el trato de ese camarero venido a menos que no se que se creerá que es.
Los servicios huelen fatal a orín, y el olor ya se hace presente en el momento que bajas las escaleras y concretamente en el de caballeros la cabina no tiene luz y si cierras la puerta no ves nada, tiene el hueco de la luz pero sin aplique.
Es súper caro tomar tarta, es un verdadero timo, tomar café solamente es barato pero como tomes algo mas te has caído con todo el equipo.
Las ventanas están mal selladas entre la pared y el marco con lo cual si hace frió coges una pulmonía del frió que entra.
Es un sitio para no volver, la verdad que cada día esta mas vacío sobretodo por el trato de ese camarero venido a menos que no se que se creerá que es.